Trabajar durante el proyecto en colaboración con el arquitecto facilita la mejor elección para la distribución y diseño del nuevo inmueble ya que si se aplica esta técnica desde su base, el resultado final es la creación de espacios equilibrados con la función que se vaya a realizar en cada uno de ellos.

 

Teniendo en cuenta las formas que rodean el terreno (construidas o naturales) más la orientación (frente magnético), se determina la orientación principal del edificio buscando los puntos magnéticos más favorables para la construcción.

 

Propuestas para la resolución del espacio:

 

  • Orientación para las entradas, puerta principal, rampas de garaje.
  • Movimiento de fachada.
  • Colores de la envolvente del edificio (si los colores ya están establecidos, se buscará el modo de hacerlos convivir sin tensiones).
  • Distribuciones interiores.
  • Definición de la adecuada dirección magnética de los espacios de interior teniendo en cuenta todas las necesidades.
  • Mostrar los circuitos de movimiento más adecuados.
  • Las áreas de descanso óptimas.
  • Trazado para los cableados eléctricos, conducciones de agua y equipos de climatización.

Una vez determinado todo lo anterior, con la distribución final hecha, se pasa a la fase decorativa en la que se trabaja con el gusto del cliente y la calidad del espacio creado.

 

  • Propuestas de color y formas de decoración.
  • Colocación del mobiliario.

Corriente de cambio

Alvar Aalto

Con su teoría del color aplicada en el diseño de edificios, especialmente en el espacio de interior, Alvar Aalto revolucionó el mundo de la arquitectura en 1939 con la construcción del hospital de tuberculosos de Paimio en Finlandia. La vibración que aporta el color y las formas que rodean a las personas, produce un efecto emocional específico. De este modo podemos incidir en el bienestar de quien habita ese espacio.


 

 

Con el banco de Hong Kong y Shanghái en 1985, norman Foster puso en práctica el concepto de oficina social. Foster cree firmemente en la buena salud y motivación de los empleados a través de la arquitectura.  Sin embargo, Foster no sólo se cuestiona el lugar de trabajo sino el hogar: ‘una casa bien pensada puede cambiar radicalmente la vida de sus ocupantes’.

Norman Foster

La sede central de British Airways en Londres, Waterside (1998) pretende contribuir al incremento de la productividad y, por tanto, de los beneficios de la empresa a través de la arquitectura.  Este edificio es un ejemplo de diseño humanista e ingeniería social. Waterside representa, en términos de negocio, una revolución ya que a través de los espacios integradores se incrementa la buena salud y la motivación de los trabajadores.

Niels Torp